lunes, 23 de abril de 2012

LA SUERTE DE GARDEL


TEMAS DE DISCUSIÓN (I): Frondizi y Menem. El riesgo de no retirarse a tiempo.
La suerte de Gardelescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
“Se mata lo que se ama”.
Oscar Wilde, Balada de la cárcel de Reading.
“Vivir es cambiar, cualquier foto vieja, lo dirá”
Homero Expósito, “Chau, no va más”.
Gardel acertó al retirarse a tiempo. En el momento justo.
De no haberse desmoronado en Medellín, probablemente Carlos Gardel hubiera terminado como cualquier vocalista decadente. Con peluquín y en cantinas lamentables.
El ejemplo de Gardel resulta arbitrariamente útil para proponer el paralelismo a discutir.
Entre los presidentes Arturo Frondizi y Carlos Menem.

La verdad de la realidad

En 1958, al llegar a la presidencia, Arturo Frondizi tenía 50 años. Intentó establecer un modelo de desarrollo verbal. Un país básicamente industrializado, con sofisticadas maquinarias, siderurgia de excelencia y ensoñaciones de petróleo.
Había llegado al sillón de Rivadavia con el apoyo del peronismo excluido. Pero los militares infantiles lo hostigaron con planteos y empujones. Entre tantas histerias, lo echaron por no haber evitado que en Buenos Aires, la provincia inviable, triunfara el peronista Andrés Framini. Fue en 1962.
A los 53 años, al estadista Frondizi se le acababa la epopeya para homenajear. Medio siglo después.
La suerte de GardelEl inconveniente es que el pobre Frondizi no tuvo la suerte de Gardel. Permaneció, en la calle Berutti, 33 años más. Hasta 1995.
Hoy se asiste a la revaloración culposa de Frondizi. Induce hasta a Mauricio Macri -la figura más relevante del macricaputismo-, a proclamarse desarrollista.
Del Frondizi menos tratable, el que se arrastra desde 1962 a 1995, nadie pugna por acordarse.
Para sostener la revaloración, es preferible obviar las décadas largas en que Frondizi intentó influir en la sociedad, con suerte bastante relativa.
Asociado, intelectualmente, al ideólogo Rogelio Frigerio, El Tapir. Juntos  explotaban el peso -aún incipiente- del diario Clarín.
Frigerio bajaba la línea. Fue el impulsor, a inicios de los 70 -y mientras los cadáveres comenzaban a sumarse-, del documento “La única verdad es la realidad”. Base argumental del posteriormente llamado Frente Justicialista de Liberación.
Juntos, Frondizi y Frigerio, retribuyeron gentilezas. Impulsaron el regreso al poder de Juan Domingo Perón.
Perón también tuvo, en cierto sentido, la suerte de Gardel.
Pudo retirarse justo antes que la decadencia lo pulverizara totalmente. Por lo tanto mantuvo su vigencia.
Fue Perón el que eclipsó, en definitiva, a Frondizi.
La suerte de GardelResulta imposible evaluar el periplo presidencial de Frondizi, separado de la tutela hegemónica de quien ocupaba fabulosamente la centralidad. Perón.
El verdadero ocaso político de la dupla Frondizi-Frigerio distaron de producirlo aquellos militares equivocadamente limitados de los sesenta.
El final de la gravitación les llega, en nuestra versión de la historia, casi 20 años después. En los inicios de los ochenta.
Cuando el contador Héctor Magnetto, con 36 años, junto a Marcos Cytrynblum, de 42, se las ingeniaron para unificarse y embarcar, en la cruzada liberadora, a la señora Ernestina de Noble, de 55. Para la tarea titánica de expulsar de Clarín a los desarrollistas que se creían los dueños del “ideario” del diario. Es la verdad de la realidad (y es el trasfondo de “Diario de la Argentina”, novela de 1984, aún imperdonable, suscripta por nuestro director, y que posiblemente Sudamericana se atreva, alguna vez, a reeditar).

La soledad de Berutti

No obstante, la partida de defunción de 1981 fue insuficiente. Aún Frondizi insistiría durante 14 años más. Recluido, solitariamente, en su departamento de la calle Berutti. Era visitado por muy pocos amigos presentables. Por ejemplo había un amigo incondicional, de magnitud irigoyenista. Don Andrés Amil.
Fue Amil quien llevó al cronista hasta Berutti. Donde persistía el Frondizi menos analizable que nada tenía que ver con el Frondizi que hoy revalora Macri. Como lo valoró Duhalde. Junto a la formidable legión de re-descubridores que lo reconfortan, ante los contemporáneos que supieron brindarle la espalda.
La suerte de GardelPara el cronista, Frondizi es el anticipo ilustrativo del destino que la política suele depararle generalmente al intelectual. El destino de la soledad. Con el apoyo hacia las posiciones exactamente opuestas a las que le brindaron legitimidad.
En los últimos años de su aventura existencial, Frondizi se ubicó mucho más a la derecha de lo necesario. Como si aplicara el apotegma de Wilde, se dedicó a demoler los fundamentos de su grandeza. Con una lacerante proximidad con los chupadores de cirios que protestaban contra el divorcio. Y entreverado sigilosamente con los militares descontentos con las imposturas humanitarias de Alfonsín. Sucesores, aunque de rostros pintados, de aquellos militares trágicos, y en simultáneo infantiles, que le hicieron 23 planteos.
Pero es preferible olvidar los detalles del ocaso. Para conformarnos con las tesituras que entusiasman a Mauricio. Y que sensibilizan, incluso, hasta a los que conspiraron, en su momento, para desalojarlo.

Menem y el recetario de Oscar Wilde

A través de sus posiciones escandalosamente paradójicas, Carlos Menem admite la equiparación con la parábola de Frondizi.
Menem fue gobernador de La Rioja antes de los 43 años. Fue presidiario del montón a los 46. Pero Presidente desde los 59 hasta los 69.
La suerte de GardelProtagonista fundamental, apostó por la modernización cultural de la economía.
Domingo Cavallo, durante cinco años, fue su Frigerio.
Juntos, Menem y Cavallo dieron literalmente vuelta el país del atraso circular. Transformaron el país donde todo, invariablemente, siempre termina mal.
Por si no bastara, en su plenitud, Menem trató, ilusoriamente, de imponer la Reconciliación Nacional.
Habrá que aguardar, acaso, otro medio siglo para revalorarlo. Como con Frondizi.
Cuando se despejen las vengativas turbulencias de nuestra tradicional inmadurez.
En un sentido estricto, la epopeya de Menem concluyó en diciembre de 1999.
Cuando le entregó la banda presidencial a Fernando De la Rúa. Ante el entusiasmo de un sector de la sociedad cansada.
Menem, como Frondizi, tampoco tuvo la suerte del retiro de Gardel. O, en cierto modo, de Perón.
Prefirió arriesgarse valientemente a encarar la aventura de la declinación. Para insistir con la dinámica de la vida políticamente cotidiana.
La suerte de GardelY dedicarse, para permanecer, a demoler la obra realizada. Como si siguiera aquel recetario poético de Oscar Wilde.
Preferible es “guardar el caño”. Corresponde olvidarse de los episodios banales. Menores. Olvidarse de la caricatura que persiste.
Para quedarse con el legado de aquel Menem de los 90. El que va a ser tomado como ejemplo. Por los próximos Mauricios que broten, irremediablemente, en la posteridad.
Oberdán Rocamorapara JorgeAsisDigital.com
ContinuaráManténgase conectado.
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viernes, 20 de abril de 2012

PP. PAÍS PARIA


EDITORIAL: El cristinismo, con la expropiación de YPF, recupera la iniciativa y ocupa la totalidad del escenario.
PP. País Pariaescribe Jorge Asís
especial para JorgeAsísDigital
“Comprá acciones de YPF, mirá que la jugada va a salirles bien”.
“Después que Cristina anuncie los 15 mil millones de dólares para invertir en Vaca Muerta, ¿de qué te vas a disfrazar, Turco?”.
“La pone la Exxon. La traen los chinos. También quieren poner los franceses de Total”.
Merced al braguetazo expropiador de YPF, el cristinismo recupera, peligrosamente, la iniciativa. Para ocupar, por definitiva vez, la totalidad del escenario.
Y captar nuevamente, sin mayor esfuerzo, la extrema misericordia que aún se reconoce como “la oposición”.
Sorprenden, por izquierda, con la medida brutalmente estatista. Justo cuando se encontraban más acosados por derecha. Derivaciones de las catástrofes ceremoniales de la corrupción de amateurs. Encarada por los Descuidistas que dejan los dedos pegados.
Consecuencia, casi absoluta, del abuso prepotente de impunidad. Que los habilita, incluso, hasta para ser desprolijos.

“Por todo”

PP. País PariaFrenarlos, impedir que vayan “por todo”, es una alucinación de dipsómanos inofensivos.
Con el control total de los organismos que debieran controlarlos.
Con los resortes de la justicia encapsulada.
Con la desfachatez de los juicios para cualquier irresponsable que ose investigarlos.
Y con la favorable contabilidad parlamentaria. Puesta, democráticamente, al servicio del “modelo”. De “crecimiento con inclusión social”.
¿Cómo, entonces -y por qué- no ir “por todo”?
Si en la práctica ya tienen las partes considerables, del “Todo”, en el bolso.
Y la efectiva coacción del 54 por ciento. Estático en una realidad dinámica.
Se les resiste, apenas, la gran prensa lacerada. La que, paradójicamente, resultó fundamental para que los controladores impusieran su hegemonía.
Si también doblegan la prensa, bastará, tan solo, con apagar la luz.
Pero se les resiste, felizmente, un apreciable sector de la sociedad absorta. Perpleja, ante el espectáculo de los altibajos. Sociedad signada por el oportunismo cada vez más perceptible. Por la incoherencia de sus representantes. Por las tergiversaciones infantiles. La manipulación notoria.

El legitimador

PP. País PariaLa cuestión que hoy el cristinismo se recupera y junta.
Compila el rostro duro, lícitamente incinerado, de Julio De Vido. Con la desmesura juvenil del rostro nuevo para incendiar.
Axel Kicillof, El Gótico, emerge en auxilio de la década que representa De Vido. De ningún modo llega para desalojarlo.
Es -Kicillof- el economista conceptualmente articulado que oxigena el plantel de funcionarios rendidos. En liquidación orgánica. Espiritual. Cultores de la mala praxis. Ni siquiera se hacen responsables de los desastres que supieron generar.
A través de la retórica saludablemente innovadora, Kicillof, El Gótico, dilata la vigencia de lo viejo.
Legitima, en el fondo, todo aquello que ya fracasó. Y que se brinda el lujo impune de fracasar porque no queda nada, ni nadie, enfrente. Lo suficientemente vivo como para señalarle la magnitud del fracaso.
El Gótico emerge, en definitiva, como el pulmotor que les proporciona la respiración asistida a los funcionarios que no podían más.
Los que se mantienen, sin convicción, atornillados en sus puestos. Para no ir, acaso, presos (una manera de decir, porque en la Argentina, por esta mala praxis, no se va preso).
PP. País Paria“De aquí te vas muerto o en cana”, confirma la Garganta que Nuestra César le dijo, de todos modos, al funcionario agobiado que pretendía partir. Por alegado cansancio moral. Por enfermedad pretextada.

Pelotón

La mala praxis estalla con la expropiación de YPF. Desde Nuestra César para abajo.
Todos se inculpan, en la práctica, con las recriminaciones que se les lanza a los depredadores de España.
Dista de constituirse el pelotón de fusilamiento para los culpables. Porque son, metafóricamente, los que integran el pelotón.
No vacilan, en todo caso, con fusilarse, cotidianamente, a sí mismos.
¿Qué se puede hacer con el director que, en nombre del estado, convalidó “el vaciamiento” de YPF?
Premiarlo, acaso, como a sus superiores Cameron y De Vido.
Para que quede registrado ante el pelotón de la historia, por última vez diremos, sin solemnidad, y casi con desparpajo, que gracias al cristinismo, y a la oposición complementaria, Argentina ya es un PP.
País Paria.
Repetimos, sin muecas de gravedad. “Costará alguna década larga reconstruir la credibilidad pulverizada”.
PP. País PariaEl dictamen aprobatorio del senado nos marca el consenso democrático para la irresponsabilidad.
La vocación, magníficamente colectiva, por el suicidio.
El Descuidismo, al fin y al cabo, triunfa. La Patria Descuidista avanza. Avasalla.
Ponerse enfrente no es ningún acto de coraje. Es de ridículo.
“Entonces, gil, vendepatria, ¿vas a jugarte por los Gallegos de Repsol?”. “Si se la llevaron a paladas”.
“¿Qué ganás, Turco?” (reproche que llega desde el twitter).
¿Y si les sale bien?”. “¿Te vas a disfrazar otra vez de Obispo?”.
“Avivate, Turco, comprá acciones, se vienen semanas cargadas de euforia. Y te van a pasar, con la euforia, por arriba”.
En el PP. Dolorosamente.
Jorge Asíspara JorgeAsísDigital,
y quien quiera reproducirlo.
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jueves, 19 de abril de 2012

GÜNTER GRASS, POETA ALBOROTADOR


FERIA DEL LIBRO(I): El Premio Nobel declarado Persona no Grata por Israel.
Günter Grass, poeta alborotadorescribe Carolina Mantegari
Editora del AsísCultural,
especial para JorgeAsísDigital
Aunque inspirado generalmente en la narrativa, o en la ficción implícita de las “memorias”, Günter Grass es uno de los tres exponentes más calificados del innovador intelecto alemán, en el ámbito del pensamiento.
Junto, por ejemplo, y arbitrariamente, a Eugen Drewermann, el teólogo y psicoanalista infortunadamente poco conocido en Sudamérica.
Y Ernst Nolte, el ensayista e historiador especialmente revalorado después de la caída de la Unión Soviética.
El intento exitoso de analizar la teología desde el psicoanálisis (ver en “Funcionarios de Dios”, 1994), le produjo a Drewermann litigios fabulosamente inagotables con la iglesia alemana, hoy predominante en el catolicismo.
La aventura de interpretar la llamada Segunda Guerra Mundial, como una mera “Guerra Civil Europea, 1914-1945″, y la imposibilidad de aproximarse hacia la comprensión del nazismo (y del fascismo), separados de las aberraciones stalinistas, hicieron de Ernst Nolte una lectura clásicamente indispensable. Ya desde “El fascismo en su época”, escrito en 1963.
Günter Grass, poeta alborotadorEs el privilegio centralista que también supo alcanzar Günter Grass, pero desde la ficción. A través de “El tambor de hojalata”, 1959, un texto canónico. Y sobre todo a partir de la indagación entre los bajos fondos de su propia vida. Y de las contradicciones de su nación. En especial con “Es cuento largo”, de 1996, también muy consumido en francés como “Toute une histoire”. O sobre todo con las tardías confesiones de “Pelando la cebolla”, de 2006. Sin recurrir a las obras provocativamente críticas de Grass (hasta de la mitificada “reunificación”), es casi imposible aproximarse a la Alemania actual, verdadero motor de una Europa que exhibe sus excoriaciones estructurales.
Mientras “en occidente” suelen desgastarse para aprehender las claves inquietantes de la China que culturalmente amenaza, se distraen ociosamente en la captación de las transformaciones que transcurren en la Alemania de hoy. Como si se le recriminara, persistentemente, a los alemanes por las culpas del pasado. Las que signaron dos caídas en un siglo, tan totalizadoras como espantosas, y que dejaron la factura de millones de muertos. Pero signaron dos renacimientos, también, perfectamente analizables. Y el último, más que admirable.

Las culpas del pasado

Günter Grass, poeta alborotadorEs el pasado que padeció Nolte, revalorado recién en los 90. Y a través de la generosidad intelectual del ensayista francés François Furet.
En “El ocaso de una ilusión”, Furet se permitió la osadía académica, casi la transgresión de citar a Nolte. Más aún, de polemizar con Nolte.
Las discusiones Furet-Nolte, sólo interrumpidas por la muerte de Furet, derivaron en el texto “Fascismo y comunismo”. Un opus editado por el Fondo de Cultura Económica que aún puede encontrarse en español.
Y es el idéntico pasado que aún sufre Grass. Ya que, en “Pelando la cebolla”, del 2006, Grass sorprendió con la revelación de haber sido un militante adolescente del nazismo. Una “mancha” que logró, inteligentemente, ocultarla. Al extremo de consagrarse y merecer, incluso, en 1999, la cara estampilla del Premio Nobel. El que los indignados, por su nazismo iniciático, después pretendieron arrebatarle. Como si el octogenario imprevisible -Grass- emergiera como un émulo oculto de Knut Hamsun. Es aquel prosista noruego que obtuvo el Nobel, en 1920. Hamsun, máxima gloria literaria de Noruega, algún lustro después también se convirtió en portador nocivo del virus del nazismo. Interlocutor, por si no bastara, de Goebbels.

“La hipocresía del silencio”

Si no se le perdonó (a Grass) el nazismo superado de su adolescencia, por supuesto que nunca iban a perdonarle que, a los 84 años, y con problemas cardiológicos, provocara con un poema crítico de estrategia nuclear de Israel. La que amenaza con extinguir -para Grass- la civilización persa.
El poema, titulado “Lo que hay que decir”, ya produjo invariables polémicas en los diversos países centrales. O los piadosamente llamados emergentes. Pero pasó casi inadvertido en el provincianismo cultural de la Argentina. El país ensimismado con sus estremecedores conflictos personales que importan, tan sólo, en el interior de sus fronteras.
Günter Grass, poeta alborotadorGrass, el poeta alborotador (como llamaba García Hamilton al cuyano Sarmiento).
Amonesta, sobre todo, a Alemania.
Por “entregar a Israel otro submarino cuya especialidad/ es dirigir ojivas aniquiladoras/ hacia donde no se ha probado/ la existencia de una sola bomba”.
O sea -para Grass- hacia Irán.
Escribe Grass “harto de la hipocresía del silencio”.
“Coaccionado” por el temor al “antisemitismo”. Como “se llama la condena”.
La sensible inspiración del octogenario poeta alborotador motivó que fuera declarado, por Israel, “persona no grata”. Y estampillado como antisemita. Y que se le reprochara, otra vez, la adolescencia atravesada durante el nazismo, la ideología que coincidió, desdichadamente, con su biografía. Y motivó que hasta el lúcido francés Bernard Henry-Levy no vacilara en tratarlo de “inmoral”. Por ocuparse de las ojivas de Israel, un “pequeño país democrático”, y no, por ejemplo, de las de Paquistán.
Al cierre de este despacho, Grass revisa su deteriorada cardiología en la Clínica Asklepios, de Hamburgo.
Lejos de sumarse a la contagiosa facilidad de su condena, o a la adhesión a su causa, la dirección del Portal decide transcribir “Lo que hay que decir”. El texto que Günter Grass prefirió, caprichosamente, presentar como un poema. El género, para colmo, más próximo y simultáneamente indomable.
Carolina Mantegaripara JorgeAsisDigital.com
permitida la reproducción sin citación de fuente.
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Lo que hay que decir

(Was gesagt werden muss)

Günter Grass

Günter Grass, poeta alborotadorPor qué guardo silencio, demasiado tiempo/sobre lo que es manifiesto y se utilizaba/en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,/solo acabamos como notas a pie de página./ Es el supuesto derecho a un ataque preventivo/ el que podría exterminar al pueblo iraní, subyugado y conducido al júbilo organizado por un fanfarrón/ porque en su jurisdicción se sospecha/ la fabricación de una bomba atómica. / Pero ¿por qué me prohíbo nombrar/ a ese otro país en el que/ desde hace años -aunque mantenido en secreto-/ se dispone de un creciente potencial nuclear,/ fuera de control, ya que es inaccesible a toda inspección?/ El silencio general sobre ese hecho,/ al que se ha sometido mi propio silencio,/ lo siento como gravosa mentira/ y coacción que amenaza castigar/ en cuanto no se respeta;/ “antisemitismo” se llama la condena./ Ahora, sin embargo, porque mi país,/ alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez/  por crímenes muy propios/ sin parangón alguno,/ de nuevo y de forma rutinaria, aunque/ enseguida calificada de reparación,/ va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad/ es dirigir ojivas aniquiladoras/ hacia donde no se ha probado/ la existencia de una sola bomba,/ aunque se quiera aportar como prueba el temor../ digo lo que hay que decir./ ¿Por qué he callado hasta ahora?/  Porque creía que mi origen,/ marcado por un estigma imborrable,/ me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,/ al país de Israel, al que estoy unido/ y quiero seguir estándolo./ ¿Por qué solo ahora lo digo,/ envejecido y con mi última tinta:/ Israel, potencia nuclear, pone en peligro/ una paz mundial ya de por sí quebradiza? / Porque hay que decir/ lo que mañana podría ser demasiado tarde,/ y porque -suficientemente incriminados como alemanes-/ podríamos ser cómplices de un crimen/que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa/ no podría extinguirse/ con ninguna de las excusas habituales./ Lo admito: no sigo callando/ porque estoy harto/ de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además/ que muchos se liberen del silencio, exijan/ al causante de ese peligro visible que renuncie/ al uso de la fuerza e insistan también/ en que los gobiernos de ambos países permitan/ el control permanente y sin trabas/ por una instancia internacional/ del potencial nuclear israelí/ y de las instalaciones nucleares iraníes./ Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,/ más aún, a todos los seres humanos que en esa región/ ocupada por la demencia/ viven enemistados codo con codo,/ odiándose mutuamente/, y en definitiva también ayudarnos.
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martes, 17 de abril de 2012

SOBERANIZADORES Y SOBERANIZADOS

EDITORIAL: Nuestra César y el galtierismo conceptual.
Soberanizadores y soberanizadosescribe Carolina Mantegari
Editora del AsísCultural,
especial para JorgeAsísDigital
Paria. Persona a la que se considera inferior y a la que se le niega el trato y las ventajas de que gozan las demás.
Dista, por favor, de sentirse orgullo. Como lo proclama la prensa oficialista.
Pero tampoco se trata, en un sentido dramáticamente estricto, de vergüenza.
Ronda, apenas, un poquitín de pudor. Una suerte de recato ontológico, indeseablemente interno.
Una culpa generacional por construir un país culturalmente paria.
Cae, la Argentina, soberanamente, en otro infortunado acto de galtierismo conceptual.
Apoyada, en el plano internacional, por el presidente Hugo Chávez.
El bolivariano conmovedor, frontalmente solidario, se encuentra en la sala de pre-embarque. Con el equipaje despachado. Listo, aunque se resista, para el traslado final.
El galtierismo conceptual se encuentra sostenido, también, en el entusiasmo adolescente de la Izquierda Unida. Agrupación revolucionaria española. Tiene un diputado, Garzón, homónimo del juez Garzón. Dato ampliamente destacado por nuestra Televisión Pública.
Cede el pudor. Asoma, implacable, la vergüenza.

Mal de Abril

Soberanizadores y soberanizadosArgentina, país culturalmente paria, suele padecer el Mal de Abril.
Como aquel general Menéndez de abril de 1982, Julio De Vido, el poli-funcionario ostensiblemente deteriorado, hoy transformado en el rehén del modelo, en abril del 2012, asume como Interventor en YPF.
Lo acompaña El Gótico. Es Axel Kicillof. La “voz mandante y cantante”. El Gótico dispone del poder de la palabra real.
Duele asumir la pertenencia a un país escasamente confiable. Sin reglas respetables para ningún juego.
Paria.
La Argentina del pito catalán. Del “pelito para la vieja”.
Va a costar algunas décadas reconstruir la credibilidad pulverizada.
“Hacerle juicio a la Argentina no tiene sentido. Si total nunca va a pagar”, nos señala el columnista de la Televisión Española.
La magia maligna del cable entorpece las madrugadas.

Epopeyas

Soberanizadores y soberanizadosPrimero vinieron por los manotazos a los fondos de las AFJP. La epopeya motivó la consagración de Amado Boudou, el líder de La Banda de Descuidistas (hoy se lo puede ver contento por salirse, transitoriamente, del primer plano).
Después Los Insaciables vinieron por las reservas del Banco Central.
Ahora es el turno de la compadrada soberanizadora.
La cuenta deben pagarla las próximas generaciones.
Pero ánimo: las “próximas generaciones” tienen el desafío titánico. La obligación moral de ser peores que la nuestra.
Eventualmente, el castigo que los soberanizados españoles anuncian tiene que ver, a lo sumo, con el plazo largo.
Y aquí lo importante es salir del paso ya.
Sometidos a la estrategia de la semana entrante. La posteridad importa, sabiamente, un pepino.

Tesis

La impostura cristinista viene para confirmar la última tesis del Portal. Indica que “Nuestra César no arruga” (cliquear).
Es, precisamente, lo grave. La dificultad para retroceder. Atropellar por no encontrar, acaso, alguna salida digna.
Soberanizadores y soberanizadosAtascada, en la plenitud del túnel, Argentina depende de una equivocada con iniciativas. Que se hace, desesperadamente, caso. Sin “frenos inhibitorios”. Como se anticipó en “La malvinización de YPF” (cliquear).
Es la máxima expresión de “El populismo cursi” (cliquear).
Si Nuestra César nunca admite críticas, es absolutamente ilusorio esperar, al menos, una autocrítica. Por aquella privatización que impulsaron.
El Furia y Nuestra César dilapidaron los 600 millones de dólares. Derivaron en los fondos desaparecidos de Santa Cruz.
En el mejor de los casos, se evaporaron. Diluidos entre la impotencia de los sueldos.
En el peor, se los soplaron. Sin encarar el menor plan de desarrollo para la provincia arrasada.
Después, no conformes, iban a dedicarse paulatinamente a estrellar la energía de la nación.
Sin perplejidad, debe aceptarse que el kirchnerismo nunca paga. Tampoco en la versión póstuma. Cristinista.
Viven gratis. Siempre, admirablemente, de arriba.
Los garroneros se anotan con astucia para el cobro.
Malgastan. Derrochan y, simultáneamente, reclaman. Como si el mundo, o la humanidad, siempre les debiera algo.
La audacia patriótica del descaro sirvió tanto para impulsar la privatización de YPF como su nacionalización. Da -total- lo mismo. Con el rostro, tan sólo, más avejentado.
Y con la presencia, en el primer plano, de los jóvenes. Para demostrar que la vejez, invariablemente, persiste.

La España Soberanizada

Soberanizadores y soberanizadosEspaña, La Soberanizada, tuvo días de esplendor superior. Hoy atraviesa un destino más próximo al de Grecia que al de Alemania.
El desempleo es intenso. Como la falta de perspectivas. O como el espectáculo decadente de la monarquía que también se hunde en el grotesco.
Los Soberanizados se desangran. Se sienten ridiculizados, traicionados por los argentinos Soberanizadores.
Intelectualmente desertificados. Con una izquierda socialista maltrecha y casi agonizante.
Con una derecha módica y sin ideas que practica “La utopía del recorte” (cliquear).
Con un rey fogosamente septuagenario que se esmera en frecuentar los accidentes más disparatados. Y saludablemente se entrega a la seducción de amantes formidables, que lo movilizan mucho más que los elefantes. La última princesa, Corinne Zu Sayn Wittgenstein, pudo hacerle olvidar, acaso, al pobre rey, los papelones financieros de Urdangarain. El yerno que le resultó un Boudou cualquiera.
Un descuidista desprolijo que no supo, siquiera, ser prolijo para llevársela.
Carolina Mantegaripara JorgeAsisDigital.com
permitida la reproducción sin citación de fuente.
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lunes, 16 de abril de 2012

EL CAMINO DEL AMAZONAS

CICCONE Y LA BANDA DE DESCUIDISTAS (VI): Nuestra César se pone al frente de La Banda de Descuidistas. Es para no entregarlo a Boudou, a “la mafia de Magnetto”.
El camino del Amazonasescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
El Descuidismo gana, transitoriamente, la partida. Sobrevive con la respiración asistida. Los Profesionales Tardíos (cliquear)demuestran su eficiencia.
El Juez Federal Rafecas, que el colega Eduardo Anguita mimara oportunamente, se encuentra entre llamaradas.
Derivaciones involuntarias de su adolescencia informática. De su incontenible locuacidad.
El Fiscal Rívolo se encuentra acotado por los hostigamientos.
Por haber osado cumplir con su recetario laboral.
Rívolo repite, con Amado Boudou, el descuidista vicepresidencial, el esquema utilizado para hacer la tomografía investigativa de Ricardo Jaime. El inmediato antecedente moral.
Por seguir la ancha ruta de los pagos de servicios. Imprevisión tradicional de los primerizos que se largan a manotear las generosidades del espíritu.
Al fin y al cabo, Rívolo demostró la imperdonable obviedad. En el bulincito de Boudou quien residía era el Alex Vandenbroele. Y de ningún modo el abogado rosarino. El correligionario Carozzo Donatiello, inmigrante bonachón en España. Prestanombres irresponsablemente fraternal.
El camino del AmazonasY el pobre Bebe, el doctor Righi, está en su casa. Hoy se le niega legitimidad hasta como autor del discurso histórico de 1973. Fue redactado, en realidad, por Horacio Verbitsky, líder del “Movimiento Todos por Horacio”.
Lo cuenta, sin gran recato, el propio Verbitsky. En su columna de (la Secretaría de Estado de) Página 12.
Pero lo que más debiera inquietar es que Cristina, Nuestra César, “va por todo”.
Sin cuidarse en absoluto, ni permitir que nadie -ni siquiera Máximo- la cuide.
Por lo tanto Nuestra César, al bancar tan categóricamente, al instruir hacia abajo, se consagra como la máxima responsable de La Banda de Descuidistas.
Al recuperarse, merced a los consejos de los “PTs”, Nuestra César pasa a la ofensiva.
¡Avanti Morocha!

El Piloto Finlandés

Evocación del Piloto Finlandés. Disculpas por la anécdota auto-referencial. Ocurrió en Cuiabá, ciudad selvática del Brasil, capital del Matto Grosso.
Como copiloto, en 1978, el cronista participaba del Rally Vuelta a la América del Sur, organizado por el Automóvil Club Argentino. Cuarenta días memorables en un auto de carrera. Buenos Aires-Caracas-Ushuaia-Buenos Aires.
Tomaban cerveza en una esquina al aire libre de Cuiabá, mientras las solteronas, un tanto alborotadas, desfilaban sólo para mirar a los “corredores”.
El camino del AmazonasSe venía El Camino del Amazonas, la etapa decisivamente dura. Un pantanal de quince kilómetros con sucesiones interminables de charcos. Con piedras, desniveles, rocas ocultas entre los charcos.
Desde la experiencia, el Piloto Finlandés dijo que, ante obstáculos de semejante magnitud, quedan dos alternativas.
La aconsejable consiste en andar despacio, cautelosamente, por los bordes. Y pasar, para continuar en carrera. Con el riesgo de destruir el chasis, y quedarse. Perder horas. Temer la noche.
La otra alternativa, según el Piloto Finlandés, consistía en acelerar a fondo. Atravesar los obstáculos por arriba. Confiar en la buena estrella.
“Si se pasa, la etapa, o tal vez la carrera, está ganada”.
El riesgo consistía en ponerse el auto de sombrero. Estrellarse. Salir al día siguiente en “necrológicas”.
En su actual Camino del Amazonas, ante la conjunción de obstáculos, con el copiloto -Boudou- herido de manera terminal, Nuestra César opta por la segunda alternativa.
Si pasa la carrera es suya. El pantanal del Amazonas será otro recuerdo. Pero puede, probablemente, estrellarse.

La Gran Tergiversación

El esquema defensivo de La Banda de Descuidistas es espantosamente simple.
Consiste en presentarlo como un plan orquestado por “la mafia de Magnetto”. Por el CEO del Grupo Clarín. Y en menor medida por La Nación. Y allá, donde se juntas las paralelas, por Perfil.
Pero los grandes medios entran, en la miniserie de “Ciccone y la Banda de Descuidistas”, recién en febrero de este año. Aunque la información estaba disponiblemente entera desde julio del año pasado.
El camino del AmazonasA los grandes medios de “la mafia”, el Portal, con su periodismo artesanal, suele presentarles una factura peor.
Que callaran. Que supieran, desde julio, que Boudou era un descuidista. Y que lo protegieran, con el horror del silencio, durante las dos elecciones.
Para nuestra evaluación, Clarín y Nación -y muy lejos Perfil- traicionaron dos de las tres misiones del periodismo clásico, ante la sociedad.
Informar y Orientar.
Pero el cristinismo, movilizado por su consigna redituable, tergiversa.
Prefiere presentar que, los que hablan crípticamente de Boudou, lo hacen, en general, instrumentados por “la mafia de Magnetto”.
Ligereza interpretativa que les conviene a ambos contrincantes.
Al cristinismo, primero, y, en simultáneo, al Grupo Clarín.
Juntos dejan, al resto, como voluntaristas meramente vocacionales. Menos gravitantes que un diputado. Carnes de mesa redonda en emisiones de cable.
Sin cartas. Sin fichas. Fuera del juego.
El camino del AmazonasA Magnetto le conviene la tergiversación. Es tomado, por el putinismo cristinista, como el gran enemigo a vencer.
Subraya la “falta de oposición”. La que nunca puede adquirir intensidad porque los próceres del gobierno, en el pedestal estratégico del enemigo, prefieren situarlo a Magnetto.
Políticos abstenerse. A hacerse “la de Ivancito”.
Pero sobre todo la tergiversación les conviene a los estructuralmente simplistas. Los que defienden la causa perdida del descuidismo.
Creen participar de la epopeya, contra el enemigo ilusoriamente poderoso.

Tirarle a Macri

Otro eje defensivo, insultante para el intelecto, consiste en agudizar el contraste entre las visiones crípticas, que la “mafia de Magnetto” lanza sobre Boudou, con la sospechosa protección que se le brinda a Macri, el Niño Cincuentón. El “procesado”, por el dilema armado de las escuchas. Tratamiento diferenciado.
Para la operación cotidiana, el procesamiento de Macri le sirve al cristinismo para atenuar las culpas de Boudou.
Porque, por instrucción de Cristina, hoy se lo debe defender en bloque a Boudou.
Debe darse la vida por La Banda de Descuidistas.
Está en juego el descuidismo presidencial. “Nuestra César no arruga” (cliquear).
El camino del AmazonasAl iniciar el camino del Amazonas, Nuestra César triplica la apuesta.
La caída del vicepresidente descuidista representaría, para Nuestra César, un golpe letal. Dirigido contra ella. Por la Mafia de Magnetto, asociada al duhaldismo residual de  Boldt.
Entonces Nuestra César cierra los ojos, se encomienda hacia su buena estrella. Con un cadáver al lado. Y acelera a fondo, en el pantanal.
Oberdán Rocamorapara JorgeAsisDigital.com
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